Ode Bertrand
Francia, 1930.
Vive y trabaja en París.
Alumna de la artista abstracta geométrica francesa Aurelie Nemours, se decantó desde el principio por la abstracción geométrica, sin haber tenido un periodo figurativo ni haber probado otros estilos. Su trabajo como pintora también forma parte del Art Concret, pero con una premisa diferente: al igual que el pintor holandés Piet Mondrian, ferviente defensor del poder comunicativo de la línea, Bertrand utiliza la línea como signo y estructura con el que subvertir figuras geométricas definidas en torno a la proporción áurea, a través de cuadrículas, laberintos o triángulos. La línea y el trazo que ella articula y modula ad infinitum sobre papel o lienzo, también invita al ritmo. Primero en sus miniaturas sobre papel en tinta china -sus favoritas- y después en sus obras de mayor formato.
Desde hace más de cuarenta años, Ode Bertrand se dedica al arte de la línea de forma radical, componiendo siempre en familias, como prefiere llamar a sus series, porque para ella cada obra es un personaje. Se decanta por el blanco y el negro, más dóciles e inmediatos que el color, que requiere cierta confrontación y tensiones complejas entre los pigmentos. En su riguroso trabajo, realizado siempre con el tiralíneas, predomina el contraste más fuerte entre el blanco y el negro, utilizando el color en su forma más pura.
La artista crea obras potentes y poéticas en las que emergen el espacio, la vibración, la luz y su propio lenguaje pictórico, con líneas que se funden en superficies, y se divierte a menudo rompiendo la construcción de las obras para intensificar aún más la tensión del espectador al leer la obra.
La obra de Ode Bertrand es un tejido meticuloso, un trabajo de paciencia, una labor de hormiga construida en torno a un delicado equilibrio entre orden y desorden. Poner orden en el caos: éste es el reto que Bertrand ha asumido en su creación, una fina partitura con una estética que parece sencilla y rigurosa. Perfectamente orquestada, configura espacios inéditos.
La artista ha cosechado un gran éxito en los últimos años, y sus obras están representadas en museos de todo el mundo, incluido el Centro Pompidou de París, así como en Argentina, Japón y Corea.
Exposiciones colectivas en Galería Freijo: