Pulsión de colapso
Olalla Gómez Valdericeda & Ramón Mateos
28 de febrero 2025 a 26 de abril 2025
El capitalismo manda, pervierte, sostiene la riqueza de unos pocos y pisotea a los que lo nutren desde la base. Es un sistema individualista y creador de fronteras: no importa expulsar o utilizar al otro si contribuye al beneficio propio. El capitalismo se expresa a nivel macro en el funcionamiento de las super potencias globales, pero también en lo micro; en las pequeñas economías y en la satisfacción del deseo personal. Se trata de una maquinaria siempre en marcha a través de la cual los sujetos se autoexplotan y esclavizan a los que están en condiciones de inferioridad. Producción y destrucción se dan la mano en un proceso que, según el filósofo Byung-Chul Han, tiene que ver con la idea de pulsión de muerte freudiana, esa tendencia consustancial a los seres vivos de regresar a un estado inerte, que se manifiesta como angustia vital e impulso destructor. La argucia del capitalismo explica el pensador coreano, consiste en orientar estas fuerzas agresivas del ser humano hacia el crecimiento económico, con el efecto, no solo de olvidar el miedo inconsciente a la muerte, sino de creer que podemos llegar a vencerla.
«Cuanta más violencia se ejerce, tanto más poderoso se siente uno. La acumulación de poder para matar genera una sensación de crecimiento, de fuerza, de poder, de invulnerabilidad y de inmortalidad. (…) Matar protege de morir. Uno se apodera de la muerte matando. Un aumento de poder para matar significa una disminución de la muerte »
Byung-Chul Han. Capitalismo y pulsión de muerte.
Olalla G. Valdericeda y Ramón Mateos abordan el perverso escenario capitalista actual, y sus consecuencias, sin anestesia. A través de una serie de obras multidisciplinares inciden en la crítica al sistema occidental y en la acumulación violenta impuesta por la ley del más fuerte. El acopio de materialidades (cortinas, cifras, monedas…) genera una tensión que parece dirigirse hacia un final o cambio drástico; sin embargo, este nunca llega: la injusta realidad sociopolítica se perpetúa una y otra vez. ¿Hasta cuándo durará la inercia ascensional que nos sitúa al borde del colapso? La respuesta no es muy esperanzadora, la repetición del pasado certifica que somos incapaces de aprender de él.
Nerea Ubieto
